sábado, 28 de febrero de 2015

Introducción a la Mitología Escandinava.

La llamada Mitología del Norte, puede ser considerada como un valioso vestigio de los comienzos de la poesía del Norte, antes que una representación de las creencias religiosas de los escandinavos. Tales fragmentos literarios contienen muchos indicativos de la época transicional, en la que la confusión de la antigua y la nueva fe se hace aparente.

El clima y el escenario de las tierras en las que los nórdicos habitaban tuvo una gran influencia en la configuración de sus primeras ideas religiosas, al igual que en la disposición de su modo de vida. La mitología del Norte es grandiosa y trágica a un tiempo. Su tema principal es la lucha perpetua que existe entre las fuerzas de la Naturaleza beneficiosas contra las dañinas y, por tanto, no es de carácter elegante e idílico, como otras mitologías europeas.

Era natural que los peligros que conllevaban la caza y la pesca bajo los cielos nublados y el sufrimiento impuesto por los largos y fríos inviernos cuando el sol nunca brilla, hicieron a nuestros antepasados nórdicos a contemplar el frío y el hielo como espíritus malignos. Con igual razón, invocaban con especial fervor las influencias benignas del calor y la luz.



Con respecto a la religión, la mayoría de los pueblos meditan sobre el pasado lejano y el distante futuro: cómo empezó este mundo y qué había antes, cuáles son los límites del mundo y cómo están situados, cómo se creó al hombre, rara vez el por qué, cómo llegará el mundo a su fin y qué es lo que pasará después. Tales reflexiones son una potente fuente de mitos y también es así en el caso de los nórdicos.

Nuestros conocimientos sobre su religión dependen de tres fuentes principales. La primera de ellas es la Edda Poética, un grupo de textos más o menos relacionados, unos poemas de longitud media o corta. El núcleo de esta colección llena un manuscrito llamado Codex Regius (el Manuscrito Real). Contiene veintinueve poemas, once de ellos sobre temas mitológicos y dieciséis, junto con dos fragmentos, sobre héroes y heroínas de la antigüedad germánica.

Los poemas éddicos están más o menos estructurados en estrofas con un grado limitado de variantes métricas, por lo cual posee una apariencia muy homogénea. Algunos son narrativos, otros son poemas de pregunta y respuesta, diálogos entre seres sobrenaturales que sirven para dar información mítica. De vez en cuando hay una serie de estrofas que contienen sabiduría o proverbios atribuidos a una de las divinidades.

Está el caso del poema llamado Hávamál (el Discurso del Altísimo). Es una obra compleja, compuesta por secuencias de estrofas individuales que fueron reunidas bajo un único encabezamiento de una fecha temprana. Incorpora temas de gran antigüedad, probablemente de la Era Vikinga. Cuenta algo de la visión nórdica del mundo. Gran parte del poema está escrito en forma de proverbios, útiles consejos, pero algo pragmáticos, de cómo dirigir la vida. Se habla de la amistad, de sus obligaciones y
beneficios, de los deberes de la hospitalidad, de la importancia de la prudencia en todo momento, de la necesidad de estar bien considerado por los demás, etc. Hay, en este poema, material mágico, cantos y hechizos y una secuencia narrativa de los acontecimientos.

La Edda en Prosa, compuesta por el escritor islandés Snorri Sturluson, es la segunda gran fuente de material mitológico escandinavo. El libro se distribuye en cuatro secciones: un prólogo; Gylfaginning (La Alucinación de Gylf); Skáldskaparmál (la Dicción de los Poetas) y el Háttatal (Recuento de Estrofas).

Finalmente, la tercena fuente que nos ayuda a recomponer la religión nórdica son los poemas escáldicos, con sus intrincadas composiciones y metáforas que aluden casi siempre de forma indirecta a las cosas o personas, por medio de los kenningar. No resulta sencillo sacar un conjunto coherente de la mitología escandinava de esta mezcla de fuentes de diferentes lugares y épocas y que responden a diferentes demandas literarias a su vez. Es mucho suponer que en toda Escandinavia se mantuvieran
exactamente las mismas ideas y creencias, así como convicciones religiosas, sin variaciones. Hay una confusión de relatos: algunos pertenecen a secuencias claras, otros están aparentemente dispersos, sin ningún fin.

Es difícil establecer cuánto hay de auténtica leyenda nórdica y cuánto de invención puramente literaria. También es tema de debate qué papel juegan los mitos en las creencias nórdicas, ya que un mito en sí, se dice, usa algunas ideas populares que tratan de fenómenos históricos o naturales.

Entre los mayores mitos escandinavos están aquellos que explican el principio y final de este mundo, su distribución, la creación de los primeros humanos y las luchas entre el bien y el mal, como asuntos de vital importancia para sus vidas culturales. No es sorprendente que ninguno sea muy preciso. Es una mitología apropiada para una raza guerrera, en la que las matanzas y las traiciones son moneda corriente y en la que un hombre importante demuestra su grandeza luchando contra un destino que sabe
inevitable.

Hoy no hay modo de saber en qué medida los mitos literarios representaban lo que los vikingos creyeron realmente o lo que guiaba sus actos en sus vidas diarias. Los vikingos mismos no hicieron constar detalles de su religión pagana y los cristianos que entraron en contacto con ellos estuvieron poco dispuestos a describir el paganismo o a darle crédito en modo alguno. Si lo mencionaban era generalmente en términos despectivos.

El único templo pagano sobre el cual tenemos una información detallada es el de Gamla Uppsala, en Suecia central, que fue descrito por el clérigo alemán Adam de Bremen en el siglo XI. Dice que todo el edificio era dorado. El templo contenía los ídolos de tres de sus dioses. Cada uno de ellos contaba con sus propios sacerdotes y la gente les ofrecía sacrificios para obtener beneficios apropiados.

Los eruditos modernos han tendido a quitar importancia a la magnitud de las celebraciones mayores tan prolijamente y, tal vez imaginativamente, descritas en las sagas y a poner de relieve en su lugar los aspectos más locales del culto.

Igual que los pueblos germánicos en general, los escandinavos no tenían una casta sacerdotal propiamente designada. El sacerdote también era un jefe seglar, la cabeza de una familia o de la sociedad local. Aquí las Sagas Islandesas son de especial importancia, aunque de nuevo su fecha tardía y fondo cristiano pueden hacer que su información sea poco fiable como documento histórico descriptivo de las creencias paganas antiguas. No obstante, dan a entender que la religión pagana nórdica estaba estrechamente unida al ciclo anual y a la jerarquía social seglar, como ocurre en el caso
de los godar, en Islandia.

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