Prepare el altar con todo lo necesario para realizar el ritual, abra el círculo purifique los instrumentos.
Ponga en el plato de las ofrendas un puñado de pétalos de artemisa, un lirio blanco, algunas hojas de laurel, un ramillete de sauce, un cristal de cuarzo hialino y un pedazo de aguamarina.
Prenda un carboncillo y fumigue la habitación con incienso compuesto por madera de sándalo, granos de incienso, flores de acacia y de jazmín y diez gotas de esencia de muguete.
Encienda una vela de color azul oscuro o violeta y haga un ejercicio de enraizamiento. Piense intensamente en su recorrido interior, en lo que está viviendo, en su evolución espiritual, en las cosas que está aprendiendo y en los maestros que le ayudan.
Recite esta oración: Gran Madre, yo invoco tu ayuda. Ayúdame a perseverar en mi búsqueda espiritual. Ayúdame a buscar siempre la verdad. Ayúdame a no desviarme del camino que me he impuesto. Mejorar mi vida interior. Aumenta mi capacidad para comprender a los otros y sus necesidades. Ayúdame a no caer en la trampa del egoísmo y de la falsedad. Ayúdame a vencer el orgullo y la vanidad. Aleja de mí la pereza. Dame sabiduría de pensamiento. Dame rectitud de obra. Dame perseverancia y serenidad.
Baile alrededor del altar y acumule energía, deje el cono de poder y visualice el resultado obtenido: es usted una persona sabia y fuerte, apreciada por todos y humilde, capaz de comprender el futuro y de aconsejar en el presente.
Deje que la vela se consuma completamente.
Finalizado el ritual, coloque los restos de cera y las hierbas en un paño azul oscuro, y anúdelo con una cinta azul pálido o blanca. Entiérrelo en un lugar que le sea grato, al que a menudo vaya a pensar o meditar. Deje las ofrendas durante una semana en el plato situado sobre el altar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario