jueves, 18 de diciembre de 2014

Resurgimientos del druidismo

 

    En 1964, Ross Nichols fundó la Orden de los Bardos, los Vates y los Druidas (OBOD), con la intención de llevar de nuevo el druidísmo hacia lo que el veía como sus raíces celtas. A finales de los setenta, el druidísmo comenzó a adoptar elementos de la Wicca, la nueva religión pagana creada por un amigo de Nichols, Gerald Gardner. Los druidas empezaron también a ser influidos por los siberiaos, los nativos americanos y otras culturas indígenas, y a descubrir de nuevo, a través de estas, las raíces de la tradición nativa europea. Entre ellos, estas influencias, juntamente con la investigación de los manuscritos medievales de Gales e Irlanda, se alimentó la recreación del druidísmo como una espiritualidad mágica, holística y conectada con la tierra y los antepasados.


     Antes de los años setenta, la imagen del druida aparecida enla prensa popular era la de hombres con túnicas blancas en pie en un círculo de Stonehenge en el solsticio de verano. Este espectáculo anual formaba parte del verano inglés tanto como el críquet y el té con crema. Parecía que siempre había sido así: figuras con túnicas tras la puesta de sol y antes del amanecer, realizando ritos elaborados y desapareciendo después, hasta el siguiente verano.

    Si vamos cien años más atrás, esa imagen vuelve a cambiar. Los druidas de aquel tiempo están representados de forma más clara en la mente dela gente por el Gorsedd Galés de Bardos.

     El Gorsedd aparece todavía a principios de agosto en el Nacional Eisteddfod, la gran celebración anual de la lengua y la cultura galesa. Sus túnicas son de tres colores: azul para los bardos, verde para los vates y blanco para los druidas y realizan elaboradas ceremonias en modernos círculos de piedra construidos para la ocasión enpueblos en los que se celebra el Eisteddfod. Hablán galés, llaman a la paz : Heddwch!; desenvainan y envainan de nuevo una espada para mostrar que la paz existe realmente. Chica jóvenes llevan flores al altar de piedra que hay en el centro, en el que se sitúa un archidruida. El Hirlas Horn (cuerno de Hirlas) se pasa por el grupo, y el bardo que haya compuesto el mejor poema en verso tradicional está delante del grupo, en una silla.

    Si vamos un poco más de doscientos años hacia atrás, llegamos hasta el resurgimiento druida del siglo XVIII. Es el solsticio de verano de 1792, y estamos encima dela colina de Primrose de Londres. Aquí nos encontramos conuna pequeña reunión dirigida por un picapedrero galés, fallido hombre de negocios y falsificador literario, llamado Edward Williams, también conocido por su nombre bardo, Iolo Morganwg. De pie, en un círculo de piedrecitas que traía en su bolsillo, y vestido con la ropa habitual de cada día, hace un llamamiento a la paz, desenvaina y envaina una espada y pronuncia la plegaria gorsedd:





Concedednos, oh, Dios, vuestra proteccion,
Y con la protección, la fuerza,
Y con la fuerza, la comprensión,
Y con la comprensión, el saber,
Y con el saber, el conocimiento de la justicia,
Y con con el conocimiento de la justicia, el amor de ello,
Y con este amor, el amor a todas las existencias,
Y con el amor a todas las existencias, el amor a Dios,
A Dios y a todas las bondades.

    Esta plegaria se sigue oyendo todos los años en el Welsh National Eisteddfor. De formas diversas, se puede oír también en ceremonias de muchos otros grupos druidas, si bien muchos reemplazan la palabra Dios por espíritu, espíritus, dioses, diosas o dios y diosa.

     La ceremonia de Iolo en la colina Primrose señaló la formación del Gorsedd de Bardos de la isla de Gran Bretaña uyas coloridas ceremonias realzan el Eisteddfod. Iolo afirma haber encontrado los ritos y leyes de los gorsedd en antiguos manuscritos galeses y, durante los 150 años posteriores a su muerte, mucha gente le creyó. Más tarde, un estudioso que investigaba los documentos de Iolo encontró versiones en borrador de los supuestos manuscritos antiguos, escritos por el propio Iolo: prácticamente la totalidad del amplio y complejo sistema de tradiciones bardas y druidas de Iolo era resultado de su propia invención. Actualmente, mucha gente consideran a Iolo y a sus contemporáneos unos románticos, enel mejor de los casos, y unos timadores, en el peor. Sin embargo, cuando Iolo se dedico a imitar poesía galesa medieval fue capaz de hacer pasar sus propios versos por el más reconocido bardo medieval, Dafydd ap Gwilym. De hecho, las imitaciones de Iolo se han hecho realmente más populares que los originales de Dafydd. Verdaderamente, Iolo tenía talento, e incluso ingenio.

     Cuando era niño, Iolo se inspiró en los cuentos de su madre sobre grandes días pasados, enlos que todas las nobles casas galesas tenían a su propio bardo. Más tarde, encontró la inspiración en las visitas a  los grandes círculos de piedra de Avebury y Stonehenge. Su inspiración le lelvó  directamente a fundar el Welsh Gorsedd y a todo lo que hizo por promover y preservar la lengua y la cultura galesa. También inspiró la fundación de la Biblioteca Nacional de Gales y la Universidad de Gales.

     Iolo respondía a una fascinación popular con el druidísmo que había empezado en el siglo XVII. El anticuado John Aubrey (1626-1697) fue el primero que relacionó a los druidas con los prehistóricos círculos de piedra como Stonehenge. Le siguió un excéntrico pastor cristiano, William Stukeley (1697-1765), que, como Aubrey antes que él, visitó Stonehenge y Avebury. Stukeley convirtió su jardín en un bosquecillo druida, llenó sus sermones de referencias a los druidas y se denominó a sí mismo Chyndonax of Mount Haemus, druida. Consideraba el druidísmo una religión patriarcal, llevada a Gran Bretaña después del diluvio bíblico, y describía a los druidas como protocristianos que practicaban lo que él denominaba la Religión Natural. Las ideas de Stukeley fueron recogidas por un visionario poeta y artista, William Blake (1757-1827). Blake no sólo veía a los druidas como protocristianos, sino que identificaba a figuras cristianas como Noé y Abraham como druidas.


     William Wordsworth (1770-1850) y otros poetas de la época escribieron sobre los druidas, mientras que artistas contemporáneos, incluidos dos conocidos ingleses, Turner y Constable, produjeron pinturas y dibujos sobre Stonehenge. A través de su obra, la imagen del druida retorna a la establecida cultura británica.

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