En
Otoño cuando la naturaleza cambia su color y se tiñe de tonos rojizos y
dorados, y los días se vuelven cada vez un poco más cortos y fríos, irrumpen en
los bosques y los campos las hadas de las flores de esta estación. Las plantas
grandes y fondosas, como el fresno, la espinera blanca y el saúco, el roble y
el grácil endrino, y también la zarzamora y la lantana, cuidan de sus
respectivas plantas junto a sus compañeras que hacen que los frutos otoñales,
carnosos o secos, sean deliciosos y nutritivos para los seres humanos y los
animales. La bellota, la baya, el hayuco, la mora negra, la castaña, la
avellana, la manzana silvestre, la brionia o la alheña, todos ellos tienen un
hada que los protege y los hace crecer fuertes. Estas hadas visten
fundamentalmente, con los colores pardo, carmesí, morado, malva,
características de los árboles, plantas y frutos del otoño. Algunas incluso
tocan su cabeza con los involucros o cápsulas que rodean las semillas y los
frutos, poniendo de manifiesto su total armonía con ellos.
En pleno equinoccio
de septiembre las hadas del otoño celebran el festival de la luna llena, en el
que, bajo su resplandeciente luz, se reúnen sobre un campo de trigo para dar
cuenta de un pródigo banquete propio de esta estación del año. Antes de empezar
a comer, no obstante, el hada de la espinera blanca vierte con solemnidad una
libación de vino de prímula en el suelo. Esta especie de ritual asegura una
abundante cosecha para los campesinos, que consideran a las hadas del otoño sus
mejores aliadas. También participan en el baile de máscaras que se celebra en
la víspera de Halloween. A media noche las hadas inician una armoniosa danza
alrededor de una hoguera, en el trascurso de la cual revelan sus verdaderas
identidades. Un ritual parecido al que en la misma fecha (31 de octubre),
celebran los celtas, cuyos sacerdotes, vestidos de una manera especial, danzan
alrededor de una hoguera sagrada.
"La reina de las bayas, elfos y más elfos,
cargados con bayas, adornan a una joven muchacha.
Rostro bronceado, ropas en rojo y oro,
ciñe su noble cabeza una corona de brionia.
La dulce primavera ya ha llegado, abriendo camino al verano.
Adivinad ahora el nombre de esta soberana de los bosques".
cargados con bayas, adornan a una joven muchacha.
Rostro bronceado, ropas en rojo y oro,
ciñe su noble cabeza una corona de brionia.
La dulce primavera ya ha llegado, abriendo camino al verano.
Adivinad ahora el nombre de esta soberana de los bosques".
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