Vería mucho mejor el jardín... si pudiera llegar a lo alto de
esa colina: y aquí hay una senda que va directamente... por lo menos; pero no,
no es así... Pero supongo que al final llegará. Pero, ¡qué retorcida parece!
Bueno, entonces, iré por el otro lado.
Diría que encontrar un ejemplo de este signo solar es tan
fácil como sonarse la nariz, pero no es verdad; es mucho más fácil que sonarse
la nariz. Vete a cualquier fiesta y mira en el centro del grupo más bullicioso.
¿Ves el tío ese que esta ahí sentado alegremente con un enorme pie metido en la
boca? Es un Sagitario que acaba de meter verbalmente la pata, pero todavía no
lo sabe. Cuando se dé cuenta se mostrará un tanto perplejo... y los que le
rodean le mirarán con odio.
El Arquero es capaz de acercarse, darte una cordial palmada
en la espalda y sonreírte amistosamente. Después, te saludará con un comentario
del tipo de: <<¿Que demonios haces para parecer tan joven, con la edad
que tienes?>>; o: <<Vaya, que bien te queda este suéter de cuello
cisne. Siempre tendrías que usarlo, porque así disimulas la papada>>.
Después de una de esas alegres aperturas, Sagitario seguirá con su brillante
sonrisa, pero la tuya habrá empezado a marchitarse un poco. A él le costará un
rato darse cuenta de que fueron sus palabras las causantes de tu seriedad, y
más tiempo aun necesitara para entender por que. Entonces procurará explicarse.
Trata de mantener la calma, porque la explicación será peor.
Caramba, ¿no entendiste lo que quería decir? Pues que le
parece fabuloso que no representes mas de veinticinco años cuando en realidad
tienes treinta y ocho (seis años mas de los que efectivamente tienes). Y en
cuanto a lo de la papada, es mucha la gente de tu edad que tiene cierta
flojedad en la región del cuello. Si únicamente se te ve de costado, así,
cuando vuelves la cabeza. Con no dejar que te saquen fotos de perfil, ya está.
Tras haber explicado cuidadosamente sus meteduras de pata
verbales, y conseguido que tú volvieras a sentirte bien, Sagitario seguirá
alegremente su camino, silbando un tema del último éxito de Broadway. Cuando
volváis a encontraros y tú le demuestres frialdad, se sentirá dolido e
intrigado. Con él, de nada sirve enojarse ni molestarse; Sagitario no actúa por
maldad. Sus exabruptos verbales son fruto de la más absoluta inocencia y, por
lo general, tampoco entiende que cuando trata de arreglar las cosas resulta
ofensivo además de hiriente. No le juzgues con dureza, porque esta animado de
buenas intenciones. Tampoco necesita de tu compasión... ni de la mía. Bajo su
falta de tacto hay una mente sumamente despierta y de principios elevados. Su
peculiar combinación de ingenio, inteligencia y fogoso impulso lleva por lo
común al Arquero directamente al círculo de los vencedores. Lo realmente
fastidioso es que para la gente de este signo, varones o mujeres, su torpeza
verbal es inconsciente; están convencidos de que son los seres más diplomáticos
del mundo. Siempre dicen que son incapaces de herir los sentimientos de nadie y
que ponen gran cuidado en no hacerlo, y lo creen sinceramente. Es mas, todo lo
que hacen lo hacen sinceramente. Cualquier forma de fraude y engaño les produce
una gran consternación.
Sus características físicas no son difíciles de reconocer.
Busca un cráneo bastante grande, de buena configuración y frente alta y
despejada. Los rasgos serán abiertos y joviales, como si invitaran a la amistad
y al intercambio de ideas, y los movimientos serán normalmente rápidos (aunque
encontraras algunos Arqueros que se mueven de manera lenta y deliberada). Con
frecuencia harán gestos amplios y arrolladores, que pueden ser dramáticos y
vigorosos, pero es posible que no tengan mucha gracia. Sagitario suele
gesticular mientras habla, y puede derramar el ketchup. Cuando avance
decididamente con la cabeza alta, tropezará al subir a la acera, y es fácil que
al mismo tiempo se le abra la cartera y se le desparramen todos los papeles por
la calle.
Los ojos de la gente de Júpiter son tan brillantes y alertas
como los de un gorrión, chisporroteantes de humor placentero. Los Arqueros
suelen ser muy altos y de aspecto atlético, o si no mas bajos que la media, de
cuerpo fuerte y recio. Los altos te harán pensar en caballos de pura sangre o
potros fogosos. En su juventud especialmente, muchos suelen llevar un mechón de
pelo suelto que les cae sobre la frente, como la crin de un caballo, y que se
echan hacia atrás con una sacudida de la cabeza o un rápido movimiento inconsciente
de la mano. Este hábito puede perdurar mucho después de que hayan adoptado otra
forma de peinarse, o cuando ya la calvicie es avanzada.
La gente Sagitario es normalmente inquieta; no pueden estar sentados o quedarse quietos. Físicamente, el
Arquero no pasa inadvertido, aunque solo sea por su evidente confianza y su
desdén del comportamiento convencional. Camina como si realmente fuera a alguna
parte, sin vacilación ni detenciones. (Pero recuerda que un ascendente en
conflicto puede retardar su paso.)
La primera vez que le encuentres, es posible que Sagitario
vaya montado a caballo o paseando su perro: ama apasionadamente a los animales.
Frank Sinatra, que es Sagitario, ordenó una vez a su chofer que detuviera el
coche porque vio un perro herido en la calle. Tenía programado un ensayo de
televisión, pero los músicos, el director y los cámaras tuvieron que esperar a
que el cantante hubiera llevado al perro a un veterinario –que le aseguró que
en pocos días estaría bien– y hubiera dado con el dueño del animal.
En cambio, cuando Sagitario tiene influencias desfavorables
en su carta natal, puede sentir un miedo enfermizo a los animales, pero estos
casos no son frecuentes. Por lo general, la gente nacida bajo la influencia de
Júpiter no teme a nada. Al Sagitario típico le atrae el peligro, ya sea en el
deporte, en su trabajo o en sus pasatiempos. Para el Arquero, un elemento de
riesgo significa excitación y desafío. Les encanta la velocidad; los coches
veloces, los aviones, la montaña rusa, incluso, ejercen sobre ellos una
atracción magnética. Los más temerarios pilotos de pruebas suelen ser
Sagitarios. Al jupiteriano medio nada le proporciona tanto placer como salvarse
por un pelo, en cualquiera de sus variantes, ya sean emocionales o físicas; le
resulta euforizante. Se arriesgan en cualquier cosa, a menos que un signo más
manso en el ascendente diluya la osadía de Júpiter.
Hay una diferencia entre la legendaria aspereza del Arquero
y la brutalidad verbal de Escorpión. Escorpio dice la verdad con plena
conciencia de su efecto, y se niega a cualquier tipo de compromiso. Sagitario
es totalmente inconsciente del efecto que producen sus palabras, palabras que
pronuncia bajo impulso de su honradez compulsiva. Escorpio no se duele
demasiado de las heridas que causan sus afirmaciones; para él, verdad es la
verdad, y si no puedes soportarla, pues no preguntes. Los regidos por Júpiter,
en cambio, se sienten abrumados y desolados por su propia falta de discreción,
cuando descubren que han herido realmente a alguien. Resultarían conmovedores,
si no fueran tan exasperantes.
Lo que el Arquero piensa y siente, lo dice en forma casi
inmediata, con la franqueza y seriedad de un niño de seis años Aquel viejo
dicho: <<Si quieres la verdad, pregúntale a un niño sigue siendo válido
introduciendo un pequeño cambio: si quieres la verdad, pregúntale a Sagitario.
En el mundo editorial neoyorquino hay una mujer de quien se
dice exactamente eso: <<Si quieres la verdad, pregúntale a Kay... si eres
capaz de oírla>>. Kay no es solo una Arquera auténtica, sino que tiene
influencias adicionales de Sagitario en carta natal. Doble Júpiter, podríamos
decir. Es cálida y gentil rosa, como es típico del signo, y tiene montones de
leales amigos que la adoran, como también es típico del signo. Y bien leales
tienen que ser, y muchos tienen que amarla, para sobrevivir a incidentes como
el de hace tres años, cuando su grandeza de corazón la llevó a decidir que era
hora de cambiar completamente el guardarropa de invierno de su secretaria. La
chica estaba sin nada de dinero, porque acababa de pasar por un desastre
económico, y el ofrecimiento la conmovió hasta las lágrimas. Otros se habían
compadecido de ella, pero aparte de Kay, nadie se había ofrecido concretamente
a echarle Una mano. Dejad que Sagitario se ocupe. (Esto admite más de una
interpretación).
Un hermoso día de otoño las dos se dirigieron a una de las
tiendas elegantes de la
Quinta Avenida , en una fiebre de femenina anticipación. La
pobre secretaria deliraba de felicidad hasta que entraron en el ascensor. De
pronto, Kay la estudió largamente con mirada apreciativa y declaró firmemente
en voz alta: <<Será mejor que vayamos primero al Departamento de
Gordas>>.
El arrobamiento extático cedió inmediatamente paso al
aturdimiento del shock. El novio de la secretaria le decía siempre que era
<<agradablemente llenita>>. Ahora, un doloroso relámpago de sinceridad
jupiteriana la había convertido en un pequeño hipopótamo. La muchacha todavía
recuerda como se dieron la vuelta a mirarla con curiosidad todos los que iban
en el ascensor, mientras ella se preguntaba si su novio no la encontraría
secretamente grotesca. Pero la buena de Kay arregló las cosas; al advertir la
confusión de la chica, le hizo inmediatamente un chiste para levantarle el
ánimo: <<Y si allí no encontramos nada que te vaya bien, siempre podemos
probar con las tiendas en el Departamento de Camping. Todos los que iban en el
ascensor se unieron a las carcajadas con que Sagitario festejó su propia broma.
Poco después de la cálida y generosa excursión con su
secretaria, Kay puso la mira en su jefe, el editor, a quien el médico había
ordenado que no bebiera durante un año. Un año entero. Había sufrido una
hepatitis infecciosa y no debía probar alcohol; ni una gota. Después de doce
largos meses sin humedecerse siquiera los labios, estaba lógicamente orgulloso
de su fuerza de voluntad. Kay, que acababa de volver de Europa, le salió con
uno de los cumplidos típicos de Sagitario.
–¿Que tal la bebida? –empezó, mientras él la escuchaba
sonriente–. Me dijeron que está tratando de no empinar el codo.
...Tratando? ¿Después de doce meses sin una sola gota, tratando?
Mientras él recuperaba la compostura, Kay siguió impertérrita:
–¿Sabe que mañana por la noche hay una fiesta por el libro
de Joe? Pensaba que tenía que advertirle, pero nunca puedo verle a solas.
¿Advertirle? ¿Advertirle de qué? Ante la nueva amenaza, el
editor se olvidó de su disgusto. Ella prosiguió:
–Todos esperamos que... bueno, no es fácil decirlo, pero
esperamos que no arruine usted la fiesta. A esas alturas el editor se había
quedado mudo, pero Sagitario no.
–A lo que me refiero es a que esperamos que no nos estropee
la velada quejándose de que no puede beber y todo eso. A Joe le gusta tomarse
unos martinis, y después de todo, el libro obtuvo el premio de Selecciones
Literarias. Si usted anda por ahí como un alma en pena, haciendo sentir desdichado
a todo el mundo, será un desastre. Oiga, ¿uno no se contagia al estar en la
misma habitación que usted?
El interpelado consiguió tartamudear que no había peligro, y
después reunió los jirones de su dignidad herida lo bastante para recordarle
que él mismo había ofrecido fiestas a autores como Edna Ferber y Ernest
Hemingway, sin cometer torpeza alguna.
–Siempre me han dicho –profirió entre los dientes apretados–
que mis modales son impecables.
Sagitario, sin advertir que su jefe estaba al borde de la
apoplejía, se mostró calurosamente de acuerdo con él.
–Seguro, como anfitrión es usted fabuloso. En el mundo
editorial no hay quien lo entienda.
Al editor apenas si le quedaba aliento para preguntar que
había que entender, y la respuesta de Kay le sacó de dudas.
–¿Como puede ser usted tan impecable como anfitrión y tan
insoportable como invitado? Cuando usted da una fiesta es una maravilla, pero
cuando va a alguna parte siempre mete la pata de forma espeluznante.
De pronto advirtió que había otra cosa espeluznante: la cara
de su jefe, que se iba poniendo de color púrpura. Súbitamente contrita, la
cordial Arquera se apresuró a disculparse:
–Ay, espero no haber dicho algo que no debía. De todas
maneras no importará como se porte usted, con el afecto que Joe le tiene. Hoy
mismo nos estaba diciendo a todos lo contento que está de haberse decidido a
editar su libro en nuestra empresa a pesar de la opinión contraria de su
antiguo agente. No entiende por que hablan tan mal de usted. Yo le dije que no
son más que celos de la gente. Oiga, no tiene muy buen aspecto, tan rojo. ¿No
será mejor que cambie de médico?
(Se rumorea que a partir de esa noche el jefe de Kay volvió
a empinar el codo, en forma permanente.) ¿Que si fue despedida? Nadie se va a
animar a despedirla. Como dije al comienzo, todos la adoran.
Es difícil estar durante mucho tiempo resentido con el
Arquero, siendo tan patente su falta de mala intención. A estos idealistas
encantadores e inteligentes se les encuentra en cualquier momento en casi todas
partes. Puedes verle arrojar sus azarosas flechas desde la pantalla de tu
televisor algún domingo por la noche, dejando a los astros y estrellas
invitados aturdidos, mudos y atónitos ante su franqueza. También puede tocarte
como taxista algún lunes por la mañana, y explicarte alegremente por que le
revientan los pasajeros que son tacaños con la propina... aunque también te lo
puedes encontrar un viernes por la noche de camarero en un restaurante, donde
te aconsejará con toda seriedad que no pidas ostras porque están un poquito
pasadas.
La mayoría de los Arqueros procuran sinceramente levantarte
el ánimo. Por lo menos, empiezan con esta intención, pero a veces se les
convierte en un adoquín más en el camino del infierno. Una vez tuve un jefe
Sagitario que se empeñó en levantarme la moral diciéndome cuanto mejor que lo
habitual llevaba el pelo cuando hacia más de una semana que no me lo lavaba ni
me lo marcaba. A pesar de todo seguimos siendo amigos, así que ya ves que es
inútil exasperarse. Además, de vez en cuando, Sagitario puede salir con una
declaración sensacional que realmente te levanta el espíritu y te compensa todo
lo demás. Son capaces de ofrecer consejos profundos y sabios, cuando uno se
toma el tiempo de analizar sus opiniones. Como Sagitario es signo de fuego, la
mayoría de los Arqueros son extrovertidos, charlatanes y directos. Algunos hay
que resultan penosamente tímidos, pero incluso esos están llenos de ideas
originales, y pueden ser igualmente torpes. En realidad, los sagitarios
tranquilos y de modales apocados son capaces de los sueños más grandiosos y de
apuntar a las metas más altas. Introvertido o extrovertido, el Arquero es promotor
de corazón. Es posible que ese raro ejemplar que no habla mucho esté planeando
algo realmente espectacular con que sacudir a un mundo desprevenido. Aunque su
lengua calle, su mente está ocupada, de modo que es mejor que recuerdes que su
signo siempre estará ahí, en el fondo de su naturaleza, si no quieres que
Sagitario te tome por sorpresa con su próxima y pasmosa jugada.
Casi siempre, el Sagitario típico es feliz y gregario, pero
su temperamento puede estallar como un cohete si se siente importunado por
gente que abusa de su forma de ser naturalmente amistosa o se toma demasiada
confianza con él. También son habituales las rebeliones contra la autoridad y
contra una sociedad opresora. Sagitario jamás escurrirá el bulto ante una pelea
o una petición de ayuda. Las mujeres son capaces de perder su disposición
normalmente agradable para atacar con la cortina de fuego de un discurso
inesperadamente serio que ponga en su lugar a los impertinentes. Los hombres se
valdrán de sus puños, desdeñando las armas. No es raro que la persona grosera e
insultante que ha jugado con la buena disposición de Júpiter se encuentre
despatarrada en la acera, pensando de dónde habrá venido ese cambio.
Los gallardos hijos de Júpiter no pueden soportar que se les
acuse de fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su
integridad hará arder con fiereza su indignación, pero después de sus orgullosas
demostraciones temperamentales, el Sagitario típico sentirá remordimientos y
pedirá disculpas. Es capaz de ponerte un ojo negro y enviarte al hospital, pero
lo más probable es que el Arquero empiece por hablar y actuar, y solo después
piense en las consecuencias.
Son muchos los nativos de este signo a quienes atraen los
escenarios, y nadie se siente más feliz que ellos concediendo repetidos bises a
un público entusiasmado. Es capaz de cantar hasta quedarse ronco, o de gastarse
los zapatos bailando, por el puro placer de la representación. El mundo del
espectáculo está lleno de Arqueros.
Los hombres y mujeres de Júpiter poseen una fuerte vena
religiosa, especialmente en su juventud. Se interesan muchísimo por los asuntos
de Iglesia, pero a medida que maduran pueden volverse escépticos ante lo
dogmático, inclinándose a cuestionar su antigua fe y tendiendo a buscar la
perfección de sus valores Es raro el Sagitario que no tenga un juego de maletas
de viaje; les encanta viajar, y por lo general tienen por lo menos una maleta,
traqueteada en centenares de escapadas, ya preparada y lista para usarla sin
pérdida de tiempo.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el Sagitario
típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niega a aceptar la seriedad de la vida,
aunque hay algunos que en sus últimos años afrontan de forma admirable la
responsabilidad. Sin embargo, nunca se sienten verdaderamente felices bajo su
peso. La naturaleza de Júpiter se rebela contra el confinamiento, que si es
excesivo puede provocar enfermedades graves. Si Sagitario es capaz de
sobrevivir a todo eso, y al desgaste provocado por la dispersión de sus
energías, vivirá tanto como Matusalén. La mayoría de los Arqueros mantienen
intactas sus facultades, refinadas por la edad, hasta el final, y con ellos es
muy raro que la senilidad sea el problema.
Sus puntos sensibles son las caderas, pulmones, hígado,
brazos, manos y hombros, intestinos y pies. El amor a los deportes y a la vida
al aire libre que caracteriza a este signo puede hacerles propensos a accidentes
debidos al exceso temerario de actividad, pero es raro que en los hospitales se
les pueda mantener en cama más de unos pocos días. Sagitario cede de mala gana
a la enfermedad, y se recupera con sorprendente rapidez. Es alguien a quien la
vida rara vez derrota en forma permanente. Los Arqueros creen que con toda
seguridad mañana será mejor que ayer, y hoy es bien interesante. Los ataques de
depresión desaparecen casi antes de que las nubes hayan llegado a oscurecer la
luz del sol.
A menos que en su carta natal haya alguna influencia
cautelosa y conservadora, todo Sagitario tiene algo de jugador. Son muy pocos
los que pueden resistirse a arrojar un par de billetes sobre el tapete verde.
El repiqueteo de los dados en el cubilete tiene para algunos hombres y mujeres
de Júpiter el atractivo de las canciones de Circe. Si su nacimiento estuvo
señalado por aspectos diversos entre los planetas, un Arquero puede perder una
fortuna en el juego de azar, o tirar el dinero del alquiler a las patas de su
caballo favorito. Los casinos de juego atraen a Sagitario como el azúcar a las
moscas, y lo mismo sucede con otros juegos más serios, como el mercado de
acciones y las operaciones inmobiliarias. Afortunadamente, la mayor parte de
ellos mantienen bajo control su tendencia a la especulación, pero no por eso se
privan de arriesgar de vez en cuando un billete de lotería. Tanto los tímidos
como los enérgicos sabrán aprovechar en cualquier momento las oportunidades
amorosas: Sagitario se entrega al romance con temerario abandono, pero es
frecuente que cuando se habla de matrimonio se detenga súbitamente en seco; lo
piensa bien antes de seguir adelante, y mete la pata después de hacer
cuidadosas consideraciones. Aunque en las relaciones amorosas el Arquero es
cálido y afectuoso, resulta bastante esquivo a la hora de dejarse atrapar.
Simbólicamente, es mitad hombre y mitad caballo, lo que evidentemente le da una
cabeza de ventaja en cualquier partida de caza, a menos que tropiece con sus
propias patas.
Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se cuentan
la tendencia al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la bebida –que
puede llevarles a la obesidad y al alcoholismo–, el hiriente sarcasmo que puede
empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema, y la incapacidad para
guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos es necesariamente
permanente; resultan fáciles de desarraigar para la determinación de Sagitario.
El Sagitario medio te hará un préstamo de dinero sin hacerte pasar jamás por la
vergüenza de pedirlo, ni siquiera obligar a devolverlo (si no media un signo
lunar cicatero). El ama de casa de este signo adoptará al huérfano sin hogar o
al animal perdido, y en su mesa siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El
Arquero abrazara con devoción ciega una gran causa, y creerá que las
posibilidades superan a las desventajas: una actitud que resulta de su
imaginación brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender su
posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras al
adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se mantiene
por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego esté siempre
listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a su pupilo o su causa
del momento. Como enemigo es formidable, porque se toma el tiempo de poner la
mira en su víctima, le apunta directamente. Es raro que sus flechas fallen el
blanco; están impregnadas de humor satírico y son lo bastante agudas como para
atravesar la más sólida de las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente
divertidos, una curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando
hacen un chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para
sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se retuerce
de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa, contentísimo, que festejan
sus grandes dotes de comediante. De todas maneras, puede resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en la
forma mas chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan
modesta, que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o
tal vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos
hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar su
inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite saber
exactamente lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y recordar
libros y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden olvidar
donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente pierden guantes,
llaveros, billeteras... y hasta hay quien tiene la maldad de decir que
perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie le
cree ni media palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si intenta
explotar esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado rápidamente y sin
esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar que las cosas salgan
como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y alerta puede rescatarle de
los resultados de una excursión por el territorio del engaño, a menos que tenga
ascendente Escorpio. Conozco un Arquero reservado y silencioso que tiene un
ascendente Plutoniano, lo cual le
convierte en un gran jugador de ajedrez. Este tipo de jupiterianos son
excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para encontrarlos.
Para Sagitario, la
vida es secretamente un circo, en el que él es el payaso que rueda y da tumbos,
atravesando aros de color púrpura, ataviado con un traje azul cielo. Tiene la
cara embadurnada con los brillantes y alegres colores del maquillaje.
A medida que la
música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y se cae; después, con un
perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo de un airoso caballito. En los
dedos de las manos luce tres anillos de turquesas; en los de los pies tintinean
cascabeles que suenan como el lejano carillón de un campanario que se pierde
entre las nubes. El Arquero hace sonar alegremente un lustroso cuerno de
estaño, ese metal blando y maleable al que apenas si afecta la humedad. No
importa que sea osado o tímido; la autentica naturaleza de este idealista generoso
es tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se prende un clavel sobre
el enorme corazón y curva su arco en dirección al cielo. Cuando apunta bien,
sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede ver el hombre, más allá de las
estrellas, al lugar donde nacen realmente todos los sueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario