viernes, 18 de julio de 2014

LAS ANTIGUAS FESTIVIDADES

MABON  20-23 septiembre:

Voy a empezar hablando de Mabon, la festividad de acción de gracias que marca el equinoccio de otoño en septiembre, el momento de equilibrio entre el día y la noche, la luz y la oscuridad. Tradicionalmente, Mabon es el momento de la última cosecha, un día para celebrar los dones de la Madre con la familia y la comunidad y, puesto que  las noches empiezan a ser más largas, guardar todo lo que hemos cosechado. Mabon nos ofrece la oportunidad de celebrar y dar las gracias de todo corazón por las espléndidas y variadas cosechas que hemos disfrutado durante todo el año. Mabon marca el inicio del tiempo en que las cosas van a orientarse hacia el interior, por su rico contraste de imágenes entre la abundancia terrenal y la disminución del poder del sol. Y también nos es posible imaginar a nuestros antepasados, con sus caras pintadas de blanco y negro, juntos, en medio de un círculo durante la danza sagrada que celebraba el fluir de la luz y de la oscuridad en el ciclo espiral de la vida.

SAMHAIN 31 octubre:

Halloween (Día de Difuntos)  aún conserva retazos de esta antigua festividad de los muertos. Una noche para honrar al Anciano que ha nacido de nuevo tras la medianoche. El misterio de Samhain hace que nos acordemos que nuestras raíces están profundamente hundidas en la oscura Tierra, y nos despierta los recuerdos y el poder de esta noche, que es la noche más bruja del año. Samhain nos enseña a convertir la muerte en algo menos terrible: preparamos comidas especiales, reservamos un lugar en la mesa para las personas queridas que han fallecido y Les recordamos con respeto. Nuestros antepasados sabían que en Samhain el velo que separa este mundo del próximo es delgado y que, con ello, la comunicación entre ambos mundos es una posibilidad real. Es el momento del año ideal para la adivinación, porque Samhain nos anima a que escuchemos la sabia voz que hay en nuestro interior, que confiemos en nuestra habilidad para ver y modificar el futuro. Al día siguiente llega el invierno, el momento de la oscuridad, de mirar hacia dentro, de conectarnos con nuestra sabiduría interna. La oscuridad llega junto con las hojas muertas que trae el frío viento del invierno y mientras encendemos nuestras esculpidas lámparas de calabaza y nos sentamos junto al fuego, soñamos con nuestra propia muerte y con las muchas elecciones, oportunidades y misterios que yacen frente a nosotros.

YULE 20-23 diciembre:

El solsticio de invierno en diciembre es el momento de mayor oscuridad: el sol está en su punto más bajo en los cielos, mientras que la noche es la más larga del año. Yule  es uno de los puntos clave del ciclo. Tras Yule, los días empiezan a prolongarse, por lo que esta festividad (similar en espíritu a la Navidad o a la Hanukkah) se celebra tradicionalmente para convocar el retorno de la luz y de la esperanza al mundo oscuro y helado. En Yule hay celebraciones ruidosas y reflexión silenciosa; nuestros antepasados encendían grandes fogatas en la noche de Yule y bailaban a su alrededor toda la noche para llamar al amanecer, girando y girando para invocar al cambio, tanto en el aspecto interno como en el externo. Y la perfecta quietud de las imágenes de Yule (las velas iluminan la oscuridad, el sagrado árbol verde constituye el eco de la naturaleza vibrante de la vida en medio de la aparente muerte, y la Madre Tierra que da cobijo al Niño Sol) nos recuerda que, justo cuando las cosas parecen haber perdido esperanza y apagarse, el ciclo cambia y la luz retorna.

IMBOLC 2 de febrero:

Se celebra a principios de febrero. Tradicionalmente Imbolc honra a las semillas que bajo Tierra empiezan a germinar. Imbolc celebra los días, que visiblemente van siendo cada vez más largos y nos anima a limpiarlo todo y a prepararse para la atareada estación que se avecina. Los antiguos Celtas denominaban este día “Día de Brígida”,  en    
Honor a la triple diosa de este nombre. En Imbolc pedimos inspiración y guía para nuestros nuevos planes y proyectos, y le dedicamos algunos pensamientos a los misterios ocultos que están teniendo lugar en la oscuridad. Al igual que la tierra oscura gesta la vida que va a surgir y a florecer en primavera, nosotros honramos nuestros momentos de poder oscuro, que gestan el crecimiento que nos va a sostener en los cálidos y soleados meses de creatividad que están por venir.

OSTARA 20-23 de marzo:

El equinoccio de primavera en Marzo nos muestra el equilibrio entre la luz y la oscuridad, pero en este punto de la rueda, con el triunfo de la luz, los días van a ser en lo sucesivo más largos que las noches. Al realizar un homenaje a toda la nueva vida, Ostara, al igual que la fiesta de la Pascua, trae  a nuestra vida huevos y polluelos para demostrar así el exuberante poder de los inicios. Con el equinoccio de primavera, descubrimos en nuestro interior la energía y la frescura suficientes como para romper el oscuro huevo de la inactividad invernal y celebrar con abundante evidencia que la vida continúa.

BELTANE 1de mayo:

Esta antigua festividad de la fertilidad y  de la sexualidad aclama la capacidad sorprendente de  la Naturaleza para autofecundarse. Situado al inicio del mes de Mayo, cuando el mundo está pleno de vitalidad sensual, Beltane nos conecta con la floración que está teniendo lugar en todas partes, a nuestro alrededor. Beltane es un día para apreciar nuestro cuerpo y su capacidad divina para el placer. La antigua festividad de Beltane honraba al sexo en su aspecto creativo, como portador de alegría y generador de nueva vida. Cuando nos imaginamos a nuestros antepasados ondeando sus guirnaldas de flores alrededor del “árbol de mayo” (Maypole), que es a la vez tanto un símbolo fálico como la representación del gran Árbol del Mundo, recordamos un tiempo en el que el sexo no era un pecado (cuando hacer el amor sin culpa, abiertamente, en los campos constituía un acto sagrado que, como tal se creía, ayudaba a obtener una mayor cosecha en otoño). Beltane es la reivindicación del cuerpo como algo sagrado.

LITHA 20-23 de junio:

El Solsticio de Verano en Junio honra el poder del Sol: es el día más largo del año. El Sol está en su Cenit, el punto más alto en el cielo. Las fiestas de Litha nos animan a gozar del poder del Sol como dador de vida, calor, al tiempo en que se celebra nuestra propia capacidad para hacer que las cosas crezcan. Con sus radiantes imágenes solares y con llamativos colores en todas partes, Litha nos empuja a abandonarnos a la alegría de este punto culminante. En este día, nuestros antepasados acostumbraban a encender hogueras en lo alto de las colinas, o grandes ruedas de paja que hacían rodar por las laderas hasta que se apagaban al caer en las aguas de un río o de una corriente. Es bueno gozar del calor del fuego gigantesco del sol que da luz y vida a nuestro planeta. También darse cuenta de su poder ambivalente. Si tomamos demasiado de su energía radiante tendremos sed, quemaduras en la piel e, incluso cáncer. Por ello, aún en climas templados, hay que respetar esta energía.

LUGHNASAD 1 de Agosto:

La festividad del primero de Agosto marca la primera cosecha. Tradicionalmente es el momento del sacrificio del grano que se ofrece al cuerpo para alimentarlo. Lughnasad nos hace recordar las muchas maneras de que la Madre Tierra responde a las necesidades de sus hijos. Cuando hacemos partícipe a todo nuestro cuerpo (manos, mente, sentimiento) en el ritual de hacer el pan, nos acercamos a la reverencia que nuestros antepasados sentían por este alimento que Les salvaba del hambre en invierno y que era la sagrada representación del cuerpo de la Diosa o del Dios. Justamente por eso, acabo con esta reafirmación de lo sagrado que hay en toda vida, y de lo sagrado que se halla también en nosotros mismos.

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