MABON 20-23
septiembre:
Voy a empezar hablando de Mabon, la festividad de acción de
gracias que marca el equinoccio de otoño en septiembre, el momento de
equilibrio entre el día y la noche, la luz y la oscuridad. Tradicionalmente,
Mabon es el momento de la última cosecha, un día para celebrar los dones de la
Madre con la familia y la comunidad y, puesto que las noches empiezan a ser más largas, guardar
todo lo que hemos cosechado. Mabon nos ofrece la oportunidad de celebrar y dar
las gracias de todo corazón por las espléndidas y variadas cosechas que hemos
disfrutado durante todo el año. Mabon marca el inicio del tiempo en que las
cosas van a orientarse hacia el interior, por su rico contraste de imágenes
entre la abundancia terrenal y la disminución del poder del sol. Y también nos
es posible imaginar a nuestros antepasados, con sus caras pintadas de blanco y
negro, juntos, en medio de un círculo durante la danza sagrada que celebraba el
fluir de la luz y de la oscuridad en el ciclo espiral de la vida.
SAMHAIN 31 octubre:
Halloween
(Día de Difuntos) aún conserva retazos de esta antigua
festividad de los muertos. Una noche para honrar al Anciano que ha nacido de
nuevo tras la medianoche. El misterio de Samhain
hace que nos acordemos que nuestras raíces están profundamente hundidas en la
oscura Tierra, y nos despierta los recuerdos y el poder de esta noche, que es
la noche más bruja del año. Samhain nos enseña a convertir la muerte en algo
menos terrible: preparamos comidas especiales, reservamos un lugar en la mesa para
las personas queridas que han fallecido y Les recordamos con respeto. Nuestros
antepasados sabían que en Samhain el velo que separa este mundo del próximo es
delgado y que, con ello, la comunicación entre ambos mundos es una posibilidad
real. Es el momento del año ideal para la adivinación, porque Samhain nos anima
a que escuchemos la sabia voz que hay en nuestro interior, que confiemos en
nuestra habilidad para ver y modificar el futuro. Al día siguiente llega el
invierno, el momento de la oscuridad, de mirar hacia dentro, de conectarnos con
nuestra sabiduría interna. La oscuridad llega junto con las hojas muertas que
trae el frío viento del invierno y mientras encendemos nuestras esculpidas
lámparas de calabaza y nos sentamos junto al fuego, soñamos con nuestra propia
muerte y con las muchas elecciones, oportunidades y misterios que yacen frente
a nosotros.
YULE 20-23 diciembre:
El solsticio de invierno en diciembre
es el momento de mayor oscuridad: el sol está en su punto más bajo en los
cielos, mientras que la noche es la más larga del año. Yule es uno de los puntos
clave del ciclo. Tras Yule, los días empiezan a prolongarse, por lo que esta
festividad (similar en espíritu a la Navidad o a la Hanukkah) se celebra
tradicionalmente para convocar el retorno de la luz y de la esperanza al mundo
oscuro y helado. En Yule hay celebraciones ruidosas y reflexión silenciosa;
nuestros antepasados encendían grandes fogatas en la noche de Yule y bailaban a
su alrededor toda la noche para llamar al amanecer, girando y girando para
invocar al cambio, tanto en el aspecto interno como en el externo. Y la
perfecta quietud de las imágenes de Yule (las velas iluminan la oscuridad, el
sagrado árbol verde constituye el eco de la naturaleza vibrante de la vida en
medio de la aparente muerte, y la Madre Tierra que da cobijo al Niño Sol) nos
recuerda que, justo cuando las cosas parecen haber perdido esperanza y
apagarse, el ciclo cambia y la luz retorna.
IMBOLC 2 de febrero:
Se celebra a principios de febrero.
Tradicionalmente Imbolc honra a las
semillas que bajo Tierra empiezan a germinar. Imbolc celebra los días, que
visiblemente van siendo cada vez más largos y nos anima a limpiarlo todo y a
prepararse para la atareada estación que se avecina. Los antiguos Celtas
denominaban este día “Día de Brígida”,
en
Honor a la triple diosa de este nombre. En
Imbolc pedimos inspiración y guía para nuestros nuevos planes y proyectos, y le
dedicamos algunos pensamientos a los misterios ocultos que están teniendo lugar
en la oscuridad. Al igual que la tierra oscura gesta la vida que va a surgir y
a florecer en primavera, nosotros honramos nuestros momentos de poder oscuro,
que gestan el crecimiento que nos va a sostener en los cálidos y soleados meses
de creatividad que están por venir.
OSTARA 20-23 de marzo:
El equinoccio de primavera en Marzo nos muestra el
equilibrio entre la luz y la oscuridad, pero en este punto de la rueda, con el
triunfo de la luz, los días van a ser en lo sucesivo más largos que las noches.
Al realizar un homenaje a toda la nueva vida, Ostara, al igual que la fiesta de
la Pascua, trae a nuestra vida huevos y
polluelos para demostrar así el exuberante poder de los inicios. Con el
equinoccio de primavera, descubrimos en nuestro interior la energía y la
frescura suficientes como para romper el oscuro huevo de la inactividad
invernal y celebrar con abundante evidencia que la vida continúa.
BELTANE 1de mayo:
Esta antigua
festividad de la fertilidad y de la
sexualidad aclama la capacidad sorprendente de
la Naturaleza para autofecundarse. Situado al inicio del mes de Mayo,
cuando el mundo está pleno de vitalidad sensual, Beltane nos conecta con la
floración que está teniendo lugar en todas partes, a nuestro alrededor. Beltane
es un día para apreciar nuestro cuerpo y su capacidad divina para el placer. La
antigua festividad de Beltane honraba al sexo en su aspecto creativo, como
portador de alegría y generador de nueva vida. Cuando nos imaginamos a nuestros
antepasados ondeando sus guirnaldas de flores alrededor del “árbol de mayo”
(Maypole), que es a la vez tanto un símbolo fálico como la representación del
gran Árbol del Mundo, recordamos un tiempo en el que el sexo no era un pecado
(cuando hacer el amor sin culpa, abiertamente, en los campos constituía un acto
sagrado que, como tal se creía, ayudaba a obtener una mayor cosecha en otoño).
Beltane es la reivindicación del cuerpo como algo sagrado.
LITHA 20-23 de junio:
El Solsticio de
Verano en Junio honra el poder del Sol: es el día más largo del año. El Sol
está en su Cenit, el punto más alto en el cielo. Las fiestas de Litha nos animan a gozar del poder del
Sol como dador de vida, calor, al tiempo en que se celebra nuestra propia
capacidad para hacer que las cosas crezcan. Con sus radiantes imágenes solares
y con llamativos colores en todas partes, Litha
nos empuja a abandonarnos a la alegría de este punto culminante. En este
día, nuestros antepasados acostumbraban a encender hogueras en lo alto de las
colinas, o grandes ruedas de paja que hacían rodar por las laderas hasta que se
apagaban al caer en las aguas de un río o de una corriente. Es bueno gozar del
calor del fuego gigantesco del sol que da luz y vida a nuestro planeta. También
darse cuenta de su poder ambivalente. Si tomamos demasiado de su energía radiante
tendremos sed, quemaduras en la piel e, incluso cáncer. Por ello, aún en climas
templados, hay que respetar esta energía.
LUGHNASAD 1 de Agosto:
La festividad del primero de Agosto
marca la primera cosecha. Tradicionalmente es el momento del sacrificio del
grano que se ofrece al cuerpo para alimentarlo. Lughnasad nos hace recordar las muchas maneras de que la Madre
Tierra responde a las necesidades de sus hijos. Cuando hacemos partícipe a todo
nuestro cuerpo (manos, mente, sentimiento) en el ritual de hacer el pan, nos
acercamos a la reverencia que nuestros antepasados sentían por este alimento
que Les salvaba del hambre en invierno y que era la sagrada representación del
cuerpo de la Diosa o del Dios. Justamente por eso, acabo con esta reafirmación
de lo sagrado que hay en toda vida, y de lo sagrado que se halla también en
nosotros mismos.
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